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Selección Peruana: El papel de Líbero en la caída de Manuel Burga

Manuel Burga amenazaba con la desafiliación del fútbol peruano y de la selecciónpara evitar que lo toquen. Hasta que Líbero ideó una estrategia que inició su caída

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Hasta hace apenas dos años, Manuel Burga era uno de los hombres más poderosos del Perú. Ni el Gobierno, ni el Congreso, ni el Poder Judicial, pese a todos sus intentos, habían podido sacar de la Federación Peruana de Fútbol al dirigente más cuestionado de los últimos tiempos.

Apoyado en la mafia que sostenía la FIFA, Manuel Burga había logrado salir bien librado de todo intento para expulsarlo de la Videna. Su estrategia era tan simple como efectiva: "si se meten conmigo, la FIFA verá que hay una injerencia en la FPF y si ello ocurre el Perú será desafiliado".

La de Burga era una amenaza grande y muy temida. A nadie vinculado al fútbol le interesaba que la FIFA suspenda a nuestro país porque la selección no podría participar en Eliminatorias, Copa América o Sudamericanos juveniles y los clubes estarían impedidos de jugar Copa Libertadores o Copa Sudamericana. Los clubes tampoco podrían hacer transferencias ni incorporar jugadores. En conclusión, Burga era intocable y más poderoso que un congresista, un juez o el mismo presidente.

Sin embargo, el 1 de noviembre de 2014, Líbero publicó una estrategia que fue el inicio del fin de Burga. Ese día, propusimos que el Gobierno se niegue a seguir prestando vigilancia a los estadios mientras el "doc" siga en su cargo. Sin garantías de seguridad para jugar, el fútbol era inviable. Esta vez, no era una intervención al balompié sino un retiro total de todo apoyo por parte del Ejecutivo.

La iniciativa de Líbero fue tomada por el entonces ministro del Interior, Daniel Urresti quien anunció que si Burga seguía aferrándose al cargo y postulaba a una nueva reelección, su despacho retiraba la vigilancia policial a los partidos del Descentralizado. Aunque pocos creían que esta sería una acción eficaz, Urresti se mantuvo firme y se negó a dotar de policías a los partidos que debían jugar Sporting Cristal y Juan Aurich por la final del campeonato nacional, hecho que generó un clima de total inestabilidad en el fútbol. 

Ante el caos, Burga no tuvo más opción que renunciar a su intento de postular a otra reelección. Fuera del fútbol y sin ningún "padrino" a su lado, quedó expuesto al escándalo del FIFA-Gate el cual ha puesto tras las rejas a varios de sus otrora aliados: Nicolás Leoz, Eugenio Figueredo, Rafael Esquivel, Juan Ángel Napout, Luis Bedoya y Sergio Jadué. Con ellos se volverá a ver las caras. No en una fiesta en medio de champagne francés, sino en una fría celda de Nueva York.

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