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El olímpico

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Cuando se jugaba el Torneo del Inca, Carlos Lobatón de un tiro de esquina le regresó la vida a un campeonato que se disputaba con pelota de trapo. La interna de su botín derecho provocó el efecto, el olímpico y  las palmas. Aquella vez le marcó a Cienciano.

Ayer intentó repetir el aplauso en dos oportunidades ( 18’ y 85’ ) pero Christin Pinzón, guardameta de Alianza Atlético, estuvo atento. Puños y afuera. Así se evitaba problemas.

“Loba” movía la cabeza, se juntaba con Diego Manicero para generar una sociedad que rompa la barrera de Teddy Cardama y compañía. No había cómo.

“Nos vamos con la sensación de que se pudo lograr algo más”, dijo el capitán al final del cotejo. Se quedó con las ganas. Y nosotros también.

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