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Aquí mando yo

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La maldición que ensombrecía Matute llegó a su fin. Los íntimos acabaron con la sequía de triunfos en casa, donde desde hace tres jornadas no podían festejar, y lo lograron frente al Juan Aurich, su bestia negra desde hace cinco partidos.

Desde el segundo lance de la final del año pasado los grones no sabían de victorias cuando se medían ante el “Ciclón”. El lamento se puso crónico porque a lo largo del año los chiclayanos tuvieron de hijos a los íntimos, claro, hasta que Yordy Reyna y Jesús Rabanal se encargaron de cortar la mala racha, y de paso encender la luz de la esperanza de una remota opción copera.

Y aunque suene a sarcasmo, “matemáticamente” Alianza tiene chances de llegar a la Sudamericana, ya que está a ocho puntos de distancia de la zona de clasificación y quedan doce en disputa. ¿Sí se puede?

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