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Real Madrid volvió a lo más alto del planeta fútbol. Esta vez no hubo necesidad de que sus estrellas se luzcan al máximo. Apenas un par de pisadas en el acelerador bastaron para que los merengues derroten por 2-0 a San Lorenzo y se lleven su primer Mundial de Clubes.

 La quijotesca resistencia que intentaron ofrecer los argentinos duró el tiempo que CR7 y compañía quisieron. Tras media hora de estudio y ablandamiento, el Real ejecutó su primer golpe.

El señalado para hacerlo fue Sergio Ramos. El defensor que mejor ataca en el equipo de Carlo Ancelotti se elevó y de un testazo venció al arquero  Sebastián Torrico cuando el reloj marcaba 37 minutos.

El gol le supuso al equipo del Papa Francisco pisar nuevamente el césped de la realidad. Ese que le indicaba que lo inevitable estaba por llegar: que los ibéricos materialicen su superioridad previa en el marcador del estadio de Marrakech.

Quizás por ello el segundo tanto, el de Gareth Bale a los 51’, llegó con una vacilante complicidad de la defensa y el arquero “cuervos”. La primera flaqueó al momento de marcar a Isco, quien habilitó a Bale, mientras que al golero argentino se le escurrió el suave remate del galés.

Así se consumó el cuarto título mundial del Madrid, tomando la posta de lo que hicieron allá por el 2002 la generación de los “Galácticos”.

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