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Lo que tu viejo no te contó: Manny Pacquiao opacó a los monstruos del boxeo

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Se llama Manny Pacquiao. Nació en Filipinas hace 33 años. Hoy es un boxeador que ha roto todos los esquemas. Está considerado el mejor del planeta, por encima de los míticos  Henry Armstrong, Ray Robinson, Cassuis Clay, Tomy Hearns y Sugar Leonard. Nadie en el planeta pudo imaginar que un simple mortal de apenas 1,69 metros pudiera opacar a los monstruos de este deporte.

Lo conocen como “Pacman” que quiere decir, en su idioma filipino, un ser humano que esquiva a los fantasmas, porque tiene una manera peculiar de perseguir a sus rivales hasta destrozarlos en el ring. Se hizo en la calle de Kibawe en las afueras de Filipinas. Pacquiao ejerce el boxeo profesional desde 1995 con una particularidad: debutó con un peso de 49 kilos. Más allá de sus seis coronas, gestadas entre los 50,8 y los 66,2 kilos, Manny se ha convertido en un fenómeno de masas que rompe todos los récords de audiencias en la televisión. Ha cubierto el vacío que habían dejado las retiradas de Mike Tyson y Óscar de la Hoya. Tiene una destreza inigualable. Es efectivo en los golpes y su resistencia al castigo va más allá de lo que el resto de los mortales puede entender. En el 2008 De la Hoya, que cayó destrozado en el ring por su puños, confesó: “Una de sus manos es una navaja afilada, la otra podría noquear a un rinoceronte. Creía que no había nada peor que la muerte, pero estaba equivocado…”. Hoy vive de la gloria, entre el cariño de la gente y preso de su riqueza. Es un héroe del boxeo mundial.

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